Dos almas.
Somos dos almas prendidas
en la fugaz luz de la noche serena
que tras la tenue neblina de
una lluvia de tormenta nos niega la
esperanza de renacer unidas.
y cruzamos miradas, sellamos
los labios con palabras silentes. No
se si fue la lluvia, la fina lluvia,
la que enfrió aquella locura.
Locura bendita, de noches sin sueño
, de sueños constantes.
Seremos pasado en el deambular
de nuestros pasos, hacia un final,
desgastando emociones, simulando
intenciones, sin llegar a encontrarnos.
No , no fué la lluvia, fue el cansancio,
o la inercia,
o tal vez la incapacidad de saber renovarnos,
cuando la lluvia nos mojó,
era fuego ya apagado . Maricarmen.