Y éramos felices.
Hoy no se si sera porque el cielo es muy gris y la lluvia forma una cortina de obscuridad en mi ventana, la cuestión es me ha embargado la melancolía y me ha llevado a tiempos lejanos; a tiempos donde me han invadido recuerdos de la infancia. retazo de sensaciones e imágenes pasan por mi cerebro, Aquel café migaito con pan que nos daba mi madre cada mañana antes de ir a la escuela, siempre en aquella mesa camilla donde casi solo se veían los ojitos de mis hermanos más pequeños. Aquellas calles sin asfaltar, donde en el invierno era un auténtico barrizal. Aquellas botas katiusca que en mi caso me llegaban a las rodillas jeje. Me encantaba aquellos zancos que fabricaban mis hermanos de palos y que tanto disfrutamos en aquellos charcos o lagunas que se formaban en las calles. Nuestras pelotas de jugar las fabricábamos haciendo tiras de goma de la cámara de la rueda de la bicicleta que ya de tantos parches era imposible utilizarlas y éramos tan felices.Siempre tengo en mis retinas la imagen de mi madre cosiendo, y mi cabeza también la recuerda porque sufrió los golpes de su dedal jajaja cuando me portaba mal, claro, que fueron muchas veces. Ella cosía y cosía, incluso de madrugada, sobretodo cuando iba a llegar la feria para que estuviéramos todos guapos y aseados, como solo éramos once , púes imaginaos las puntadas que no daría. Y me encanta las tardes de pleno invierno cuando llegaban mi padre y hermanos mayores del campo y nos colocábamos todos en la gran mesa y sacaba mi madre el plato con los chorizos, salchichón etc, umm es que me viene el aroma de aquellos instantes, el chocolate lo catábamos de tarde en tarde, es lo que nos tocó vivir y aún así éramos felices, fueron momentos maravillosos. estábamos todos y cuando no se le ocurría una trastada a uno, se le ocurría a otro;eso sí, mi padre ejercía su autoridad jejeje y menos mal si no cualquiera nos gobernaba, Me encantaba cuando mi padre nos entretenía contando adivinanza y acertijos. Había uno en paticular que decía: En la chimenea hay un mico que los dientes me enseñó, los dientes del mico, mico, del mico los dientes ño. Mi padre siempre decía que lo dijera yo porque el final mío era: los dientes del mi coño jaja, no había medio a decirlo bien, Aquella casa llena de mayores y pequeño porque además de los once hermanos, mi madre y mi padre, estaba mi abuelo y mi tío y hubo un tiempo que también estuvo "la chacha", la tía de mi madre que era la que nos lababa y era tan límpia, tan limpia que nos refregaba con una esponja que salía de una planta, nos refregaba tanto que casi nos dejaba sin piel jaja nos dejaba rojos, rojos y éramos felices, tampoco conocíamos otra cosa. Qué tiempos aquellos. Maricarmen.
9 comentarios:
Que hermoso es recordar así,
es como viajar en el tiempo.
Saludos
La memoria de la niñez, la evocas con aquella nostalgia, conque en mi pueblo me tiraba en un andén, con otros niños, a soñar con las estrella. MI abrazo. Carlos
Que recuerdos!!!
Niñez que de alguna forma siempre sta junto a nosotros
Nos has regalado la tuya y lo agradezco
Cariños y buen fin de semana
A infância nos marca para toda a vida e é ela que carregamos em nosso coração...saudade de tudo e riquezas da alma.
Lindo contar!
um abraço
Los recuerdos de la infancia son los que mejor se reviven en instantes de nostalgia.
besos
LINDA EVOCACIÓN!!!!
ABRAZOS
Siempre es lindo recordar los buenos momentos de la niñez es que antes los niños eramos felices con muy poco ahora exigen más y más y por lo general no hay niños felices lo digo por mis sobrinos que siempre están aburridos y cansados, no se de que jejejeje si no hacen nada.
Besitos amiga siempre es lindo leerte.
Con bastantes más penurias y menos comodidades que ahora poníamos a trabajar nuestra intuición y a desbordar nuestra imaginación. Eran tiempos difíciles, pero llenos de encanto, complicidad, de conversaciones inter-generacionales y puro cariño e ingenuidad que nos hacia más felices y más sensatos.
Preciosa Entrada.
Abrazos y Besines.
Sí también yo recuerdo mi infancia dentro de todo feliz, aunque no tenía hermanos y me encontraba muy sola, por eso metía en casa a los gitanos para lavarlos y compartir mi merienda, pan con aceite y sal y mi abuela me zurraba porque decía que metía la miseria en casa. Con poco éramos felices y agudizamos la mente para hacernos los juguetes. Hoy casi todo se les da hecho.
Un abrazo amiga
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