pintado a lápiz
La mano temblorosa
del bisabuelo en su
decrépita senectud
se dejaba acariciar y
cobijar por la piel suave
y vigorosa de la
más tierna infancia. Maricarmen.
del bisabuelo en su
decrépita senectud
se dejaba acariciar y
cobijar por la piel suave
y vigorosa de la
más tierna infancia. Maricarmen.